"La Navidad, mas que llevarnos a recordar el nacimiento de Cristo o a la ansiedad de recibir uno que otro regalo, debe conducirnos a hacer una reflexión real y profunda de la verdadera razón por la cual Jesús nació un día en un lugar humilde de Belén.
No sólo debemos celebrar el nacimiento, sino también la vida, propósito, muerte y resurrección del Hijo de Dios.
Esta época debe llevarnos a pensar qué hacemos con la persona del Hijo de Dios el resto del año, y si estamos siendo verdaderos discípulos del Salvador, amando a Dios con toda nuestra alma, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Podemos aprovechar estas fiestas para promover el amor, la justicia, el perdón y la verdadera paz que no sólo permanecen durante esta época del año, sino aquella que perdura siempre, la Navidad del corazón."
“Aunque Cristo naciera en Belén mil veces, sino nace en tu corazón seguirás eternamente perdido, sin Dios y sin esperanza”.
No sólo debemos celebrar el nacimiento, sino también la vida, propósito, muerte y resurrección del Hijo de Dios.
Esta época debe llevarnos a pensar qué hacemos con la persona del Hijo de Dios el resto del año, y si estamos siendo verdaderos discípulos del Salvador, amando a Dios con toda nuestra alma, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Podemos aprovechar estas fiestas para promover el amor, la justicia, el perdón y la verdadera paz que no sólo permanecen durante esta época del año, sino aquella que perdura siempre, la Navidad del corazón."
“Aunque Cristo naciera en Belén mil veces, sino nace en tu corazón seguirás eternamente perdido, sin Dios y sin esperanza”.